Blanco emprendedor

A la hora de jugar ajedrez, muchos expertos dicen que el juego perfecto es un empate, esto, debido a que  sin errores, se cuenta con la misma ventaja tacita para ambos lados.

Al jugar con las piezas blancas siempre se tiene la ventaja de efectuar el primer movimiento durante la partida, esto, estadísticamente le proporciona una probabilidad de victoria mínima pero importante y es lo que usualmente le otorga el modus operandi del ataque y a las piezas negras el defensivo. Aunque esto cambia drásticamente entre los jugadores dependiendo de la personalidad de cada uno. Siempre he creído que el ajedrez es un espejo de nuestra esencia, hay personas cuyo estilo de juego consiste en atacar al rival sin defender lo propio, otras en cambio, se dedican únicamente a reforzar sus defensas y olvidan el desarrollo. En mi caso tengo una preferencia por el ataque pero siempre respaldado por una defensa solida, tengo un gran gusto por realizar intercambios arriesgados y de vez en cuando se me olvida el daño que me pueden ocasionar las piezas que están olvidadas o lejanas. 

Si el ejemplo de la ventaja inicial de las blancas lo llevaremos a los negocios, lo podría relacionar fácilmente con el emprendedurismo, serían los pioneros al entrar a el mercado y esto les proporciona la posibilidad de acaparar una proporción del mercado antes que los demás, y las negras serían quienes ofrecen una propuesta atractiva para el consumidor, ocasionando que el emprendedor tenga que replantear sus estrategias para lograr competir de acuerdo a creciente expectativa del mercado. Esto hace crecer a las empresas puesto que no pueden caer en el conformismo y siempre deben mejorar sus modelos de negocios para alcanzar las nuevas exigencias del mercado.

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