En esta entrada hablaré acerca del libro ¿Quién se ha llevado mi queso? Esta obra de Johnson Spencer es una gran
lectura en forma de parábola que nos permite educar de manera simple las
actitudes que se toman cuando lo que creemos haber alcanzado e identificado
como felicidad no es mas que un sofisma de nuestra zona de confort.
El libro nos presenta cuatro personajes
con características únicas, por un lado esta Fisgón, que es un ratón que
detecta pronto el cambio y Escurridizo, quien se apresura a la acción. Los
liliputienses, —con características mas complejas— como Hem, quien se niega y
resiste al cambio por sus temores y su contraparte Haw, el cual aprende a
adaptarse a tiempo en cuanto comprende que el cambio puede conducir a algo
mejor.
Estos personajes siempre acudían a un
deposito de Queso, el cual era su único proveedor de alimento y que desde que
lo encontraron los volvió más sedentarios. La situación tiene un giro
inesperado cuando las raciones comienzan a ser cada vez menores hasta que
finalmente se extinguen y provoca que los personajes tengan que encontrar una
solución. En el caso de los ratones, quienes estuvieron atentos al cambio,
lograron encontrar un nuevo deposito de forma oportuna, mientras que para los
liliputienses fue una guerra intrapersonal en la cual tuvieron que dejar atrás
sus miedos y adaptarse al cambio, en el caso de Haw por convicción propia y con
Hem por necesidad como se vislumbra en el nebuloso final de la parábola.
Me gustó que de forma
representativa «a modo de discusión» demostrara la aplicación de la enseñanza
que otorga el libro —verbigracia— la inclusión de la lectura como un método para
modificar el comportamiento organizacional mediante el consumo de una filosofía de trabajo que ayuda a generar empowerment dentro de las organizaciones y
la adopción del cambio para enfrentar nuevos desafíos y disfrutarlo.
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